Que un rey de España renuncie a seguir reinando no es ninguna novedad, la novedad es el motivo.
Hasta ahora, solo había existido uno: el miedo.
Desde esta fecha hay otro posible motivo: el bien de España.
El tiempo sancionará si el bien de España era la intención, el resultado, o ambos, o ninguno.
De momento tenemos la palabra de un rey que nos dijo hace un ratín que todos eramos iguales ante la ley y que cuyo legado es una democracia de baja calidad, un reino desunido y una oscura fortuna personal.
Donde otros han visto servicio a España y ahora sacrificio, yo veo el borboneo secular y ahora miedo.
El Rey abdica, viva el Rey.
lunes, 2 de junio de 2014
martes, 18 de febrero de 2014
Soberanía
En 1808, el Reino de España lo ostentaba la dinastía Borbón ( a ratos entre Carlos IV y su hijo Fernando VII ), había un gobierno, un ejército, clero y pueblo llano.
El Rey ( ambos ), el gobierno y el ejército, es decir, la España oficial, era aliada del Imperio Francés, del Emperador Napoleón Bonaparte. Ahí está el desastre de Trafalgar ( 1805 ) para acreditarlo. El clero estaba con el Rey y el pueblo estaba ojiplático sin saber quién reinaba, por qué un ejército francés campaba por España y desde cuándo los gabachos eran de fiar.
La guerra de independencia española no la declaró el rey de España, ni su gobierno, ni su ejército siquiera; la declaró el pueblo, los españoles por primera vez conscientes de que eran los soberanos de España.
Eso sí, lo hicieron a la española, cada uno por su cuenta, con una ira cegadora y sin un plan. Y así salió la cosa:
Muerte al francés se llame, mameluco, Murat o Napoleón, sea un mercenario o el emperador del mundo, esté indefenso o tenga el mejor ejército de su época. A costa de masacres y represalias entre los propios, agotar los recursos de la nación, enfrascarse en una guerra civil, aliarse con la pérfida albión y prácticamente perder la España americana. Casi nada.
No hay Borbón, ni gobierno ( estatal, autonómico, local o extranjero ), ni ejército, ni nadie que nos pueda birlar la soberanía de España sin que los españoles hagamos algún comentario poco educativo y edificante, pero inequívoco, al respecto.
El Rey ( ambos ), el gobierno y el ejército, es decir, la España oficial, era aliada del Imperio Francés, del Emperador Napoleón Bonaparte. Ahí está el desastre de Trafalgar ( 1805 ) para acreditarlo. El clero estaba con el Rey y el pueblo estaba ojiplático sin saber quién reinaba, por qué un ejército francés campaba por España y desde cuándo los gabachos eran de fiar.
La guerra de independencia española no la declaró el rey de España, ni su gobierno, ni su ejército siquiera; la declaró el pueblo, los españoles por primera vez conscientes de que eran los soberanos de España.
Eso sí, lo hicieron a la española, cada uno por su cuenta, con una ira cegadora y sin un plan. Y así salió la cosa:
Muerte al francés se llame, mameluco, Murat o Napoleón, sea un mercenario o el emperador del mundo, esté indefenso o tenga el mejor ejército de su época. A costa de masacres y represalias entre los propios, agotar los recursos de la nación, enfrascarse en una guerra civil, aliarse con la pérfida albión y prácticamente perder la España americana. Casi nada.
No hay Borbón, ni gobierno ( estatal, autonómico, local o extranjero ), ni ejército, ni nadie que nos pueda birlar la soberanía de España sin que los españoles hagamos algún comentario poco educativo y edificante, pero inequívoco, al respecto.
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