martes, 10 de febrero de 2015

Austerlitz, la gloria de abofetear a un niñato.

Austerlitz, un pueblo en mitad de ningún sitio en la región de Moravia, actual República Checa, da nombre a la batalla de la que más ufano se sentía aquel corso que se autocalzó la corona de emperador de los franceses.

Fue enormemente meritorio el saber transformar el fracaso de la invasión de Inglaterra debido a que ni las condiciones marítimas ni la Royal Navy quisieron colaborar, y desplazar el enorme ejército de invasión a marchas forzadas por media Europa desde Boulogne ( noroeste francés ) hasta Ulm ( Baviera ) para vencer al desprevenido ejército austriaco antes de que se uniese al ruso o a refuerzos propios.

Desplazar su ejército en cuerpos independientes con apenas tren de abastecimiento y separados por no más de 24h de marcha, le permitía avanzar con agilidad y seguridad avituallándose por los territorios que transitaba. Se decía que en Ulm ganó con las piernas de su soldados y no con sus mosquetes.

La sorpresa y la desconexión aliada inicial facilitaron que Napoleón entrara en Viena, ahora avanza al encuentro de las unidas y prevenidas tropas rusoaustriacas por territorio enemigo y con el invierno acercándose implacable.

El general Kutusov propuso una retirada estratégica de tierra quemada para asegurar el avituallamiento propio y anular el francés, con la intención de dejar a Napoleón lejos de sus suministros y frente al invierno. ¡Tate! exactamente la estrategia que le iba a costar a Napoleón unos 540.000 soldados y sus sueños, en su calamitosa campaña rusa de 1812.

Pero la decisión final la impuso el Zar Alejandro I, en concreto sus 27 años, su arrogancia y la camarilla de adulones que le circunvalaban.

El niñato dispuesto a enseñarle al mejor general de su tiempo de qué estaban hechos los zares y el ejército ruso. Napoleón confirmó información que ya conocía y Alejandro I actualizó la suya.


Napoleón hizo creer al Zar que los franceses estaban desmoralizados y aterrados, perdió las escaramuzas de vanguardia como invitación al ataque, fingió una retirada cediendo la estratégica meseta de Pratzen y desprotegiendo escandalosamente su flanco derecho, ocultó tropas para retomar la meseta a su indicación e hizo combatir a los aliados en terreno pantanoso.

Los aliados por su parte, fueron cumplimentando todas las indicaciones que recibieron, atacaron donde tenían que atacar, se empantanaron donde se tenían que empantanar, se vieron desbordados cuando así tocaba y huyeron al verse perdidos, como es natural.


Victoria francesa, Napoleón es un genio con suerte y Alejandro I un idiota con mucho terreno y muchos soldados.













No hay comentarios:

Publicar un comentario