martes, 26 de marzo de 2013

Cuando acaban las palabras y empieza la combinación inteligencia/sacrificio

La historia es una buena fuente de donde obtener información útil acerca de la condición humana.

Lo actual no es novedoso, ya ha ocurrido infinidad de veces, eso sí, con otras caras, con otras vestimentas y en otros idiomas. Pero las mentiras son las mismas, las intenciones exactas y los sentimientos, y las emociones, igual de intangibles y al tiempo reconocibles.

La historia la escriben los vencedores, pero la realidad les resulta escurridiza.
"La primera de todas las fuerzas que dirigen el mundo es la mentira" Jean-François Revel. 

Resulta  sencillo reconocer la realidad de una batalla, entender si vencieron los vencedores oficiales o no, analizando las consecuencias de la misma.

En batalla, el ser humano aplica su mejor arma, la inteligencia, con toda la intensidad de la que es capaz, pues le van la vida, el alma, la justicia, el poder y la libertad en el envite.

La guerras y la política son cordilleras de falsedades sencillamente insalvables.

Las batallas en las que el general podía arengar a sus hombres y en las que las armas eran herramientas al servicio del hombre y no al contrario, hace siglos que se desvanecieron.

Fueron batallas que hicieron historia, pero sobre todo fueron la historia de unos hombres exigidos más allá de lo imaginable, la historia de la condición humana expuesta en crudo.

De esta historia batallada va este Blog, por recrearme en unas miserias y unas grandezas lejanas en el tiempo, presentes en la actualidad y perdurables hasta el fin de los días del último de nuestra especie.




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