domingo, 31 de marzo de 2013

El más grande de todos los tiempos.

Alejandro en las tierras de los criadores de caballos
Con la muerte, traicionado por los suyos ( nobles-sátrapas persas ), de Darío III, Alejandro Magno es reconocido como vencedor de los persas; sin embargo, Besos, sátrapa de Bactriana, captor y regicida de Darío, que esperaba negociar con Alejandro la independencia del dominio madedonio de su satrapía, se encontró con que Alejandro honra el cadáver de Darío, decide perseguir a sus asesinos y pretende conquistar el imperio persa en su totalidad, incluyendo Bactriana.

Besos se autoproclama rey persa ( Artajerjes V ) y pretende dar batalla a los macedonios en Bactriana, apoyándose en lo abrupto del terreno y su conocimiento del mismo.

Efectivamente, las tropas persas y las defensas naturales de Bactriana eran un enemigo temible y un ataque directo era simplemente suicida. Alejandro optó por una ruta segura, aunque extenuante, por Drangiana, Aracosia y Gandara para cruzar el Hundu Kush ( macizo montañoso de más de 5.000 mts de altura ) aún helado/nevado en la primavera del 239 a.C.

Anibal cruzó los Alpes con su ejército cartaginés en otra épica travesía posiblemente inspirada en esta de Alejandro.

Besos no contempló la posiblilidad de que el ejército macedonio cruzara el Hundu Kush, pues lo consideraba una muralla natural, y no lo guarneció.

Cuando Artajerjes V se vió sorprendido por el ejército de Alejandro que bajaba desde las montañas, simplemente se aterró, huyó hacia el norte por el río Oxo, incendiando todas la naves a su paso para evitar que sus perseguidores cruzaran el río.

Alejandro mandó construir balsas y barcazas y cruzó su ejército en 5 días, atravesó una llanura desértica y conquistó la ciudad de Bactria sin gran oposición.

Los nobles bactrianos, impresionados por el hecho de que no había montaña, río, desierto o ejército capaz de resistir la voluntad de Alejandro, traicionaron a Besos y se lo entregaron a Alejandro ( quien ordenó su mutilación, crucifixión y deshonra de su cadáver, como correspondía a un regicida ).




Durante la campaña ( 239-237 a.C ) por las tierras de los criadores de caballos ( afganos ), Alejandro arrasó las tribus-poblaciones hostiles, al tiempo que fundaba Alejandrías como centros de prosperidad local, atrayendo mano de obra para su construcción, campesinos para la reordenación de las tierras y mercaderes para establecer rutas comerciales. El mensaje era meridiano: si te opones, serás destruido, si cooperas, prosperarás.

Dejando la organización social-religiosa en manos locales, con jefes persas-bactrianos-macedónicos y con su habitual política de fusión cultural ( se casó con una princesa local, Roxana ), si no había sublevaciones contra Alejandro, contra sus nuevos jefes locales o contra los colonos macedonios, y se mantenían abiertas y seguras las rutas comerciales, no volverían a ver al poderoso ejército de Alejandro y vivirían en próspera paz.

El modelo de conquista de Alejandro funcionó también en este territorio.
 
Para Alejandro, la paz en los territorios de su imperio era posterior a la victoria, su ejército traía el éxito, el triunfo, el botín, la coronación, la conquista, el honor y la gloria, los laureles y el poder... para gobernar.

Su modelo de conquista, con la fundación de nuevas ciudades, establecimiento de rutas comerciales, promoción de matrimonios interculturales, la participación de los jefes locales en el gobierno, el respeto a la religión y estructura social previa en los territorios…traía la paz y la prosperidad a unos territorios conquistados a sangre y fuego.

El rencor de los vencidos era apabullado por su impotencia militar y diluido por la oportunidad de progreso y bienestar que significaba el nuevo régimen.

Tras la victoria hay toda una vida y mil propuestas para procurar la paz, antes de la victoria no es posible la paz. Así lo vieron también algunos emperadores romanos.

Hace miles de años que Alejandro planteó y demostró que la victoria precede a la paz. Este mismo modelo siguió, con éxito, Cortés.
Paz contextualizada en el mundo antiguo, claro, nada que pueda realmente entender un occidental del siglo XXI.







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