viernes, 12 de abril de 2013


ALARICO Y SU visita A ROMA

 Los Godos

El origen de los godos es oscuro, probablemente escandinavo, si bien, está documentado que realizaron una migración por Europa en dirección sudeste y que se escindieron en dos pueblos diferentes: los ostrogodos, instalados más orientalmente, y los visigodos, que se instalaron en la, semiabandonada por los romanos, provincia de Dacia.

Durante alrededor de siglo y medio, se sucedieron la incursiones bárbaras godas en el imperio romano, convirtiéndose en un mal endémico; los godos, por su parte, recibieron un barniz de civilización romana en ese tiempo ( se cristianizaron y alternaron el saqueo con el comercio ).




Todo cambió cuando el poder Huno en Asia se desplazó hacia Europa, presionando a los ostrogodos contra sus primos los visigodos y a estos últimos contra las fronteras del imperio romano. Los visigodos solicitaron asilo dentro del imperio romano al emperador Valente y este les permitió instalarse ( tributando oro y soldados ) en la despoblada Macedonia superior ( Moesia ) a modo de barrera entre él y los ostrogodos.

La pobreza del territorio asignado y las acciones sátrapas de los funcionarios romanos locales, transformaron a los visigodos de aliados a enemigos del imperio. El descontento se tornó en odio, el odio en revuelta y la revuelta en guerra abierta contra Valente.




En el año 378d.C. los visigodos aniquilaron a los romanos en la batalla de Adrianópolis, acabando con el último ejército romano digno de ese nombre ( formado fundamentalmente por legiones romanas a partir de soldados del imperio ), desde entonces los ejércitos romanos dependieron de mercenarios bárbaros ( predominantemente a caballo ). Valente murió en la batalla.

Alarico tenía por entonces 10 años.




Alarico, primer rey de los godos.

Alarico pertenecía a una importante familia visigoda, los Baltos. Cuando Teodosio - sucesor de Valente - firmó la paz con los visigodos - quedando estos unidos al imperio, aunque luchando a las órdenes de sus propios comandantes y con su propia organización militar - Alarico marchó a Constantinopla, en parte para instruirse y en parte como rehén. Allí conoció a Estilicón, general y hombre fuerte de Teodosio.

Alarico acompañó a Estilicón en la campaña del oeste por la disputa con un pretendiente a Cesar, Egnatio ( títere del franco Arbogasto ). Egnatio de atrincheró inteligentemente en los Alpes. Aun así Estilicón le derrotó, aunque exponiendo en exceso a las tropas godas con cargas suicidas que ocasionaron enormes bajas y un gran resentimiento por parte de Alarico hacia Estilicón y Teodosio. Egnatio murió y Teodosio celebró su triunfo en Roma, proclamando emperador de occidente a su hijo Honorio.

A la muerte de Teodosio, Estilicón quedó como general de Honorio en occidente y Arcadio, hijo también de Teodosio, le sucedió como emperador oriental, con Rufino como general y su hombre fuerte en el imperio.

Teodosio, Honorio, Estilicón, Arcadio y Rufino menospreciaron a Alarico y fueron en todo momento desconsiderados y desdeñosos con él. Los romanos, corruptos, decadentes y militarmente débiles no midieron las consecuencias de este maltrato a Alarico y su potente ejército visigodo.

Alarico se rebeló contra el imperio romano, siendo nombrado Rey de la nación libre de los godos, toda una revolución en las costumbres godas, que tenían líderes militares pero se regían por una serie de jueces, miembros de las principales familias, que se reunían para solucionar disputas. 
Alarico atacó al imperio romano oriental.






Aliado o enemigo según el aire y el oro

Si bien no tenía nada que hacer ante las murallas de Constantinopla, saqueó Tesalia y Grecia a su antojo, venciendo sistemáticamente a las tropas de Rufino ( quien , finalmente, murió ).

Estilicón acudió en auxilio de Arcadio, replegándose Alarico, pero, por una serie de enrevesadas maniobras militares y políticas entre Alarico, Estilicón, Arcadio y sobre todo, Eutropio ( sucesor de Rufino ) Alarico escapó sin bajas y con su botín, ante la pasividad de Estilicón, y Arcadio le nombró prefecto de la provincia de Illyricum. Así era entonces el imperio romano, todo coyuntural, todo vendible y todo relatividad. Alarico pasó de saqueador a alto dignatario del imperio para que nadie perdiese su poltrona.

Eutropio, decidido a eliminar a Estilicón, azuzó a Alarico contra el imperio occidental. Alarico escuchó la voz del destino, un susurro misterioso, mientras paseaba por un bosque sagrado, que, mira tú por donde, le ordenaba cruzar los Alpes y tomar la mismísima Roma.

Ragadisio, otro líder-rey godo que debió escuchar la misma voz, se adelantó a Alarico en el ataque al imperio occidental, sin embargo, al no estar coordinado con Alarico, Estilicón no se vio atrapado entre ambos godos y primero derrotó a Ragadisio para después derrotar a Alarico, que se retiró al Épiro ( dejando como prisionera romana a su propia esposa, en su desbandada ).

Estilicón se alió con Alarico en un plan para atacar a Arcadio, pero Arcadio murió y se suspendió la campaña. Alarico reclamó los gastos de los preparativos de la guerra y se desplazó hacia el oeste ( Noricum ) para presionar a Honorio. Este se apresuró a abandonar la imperial Milán para ir a esconderse en las infranqueables marismas de la fortificada Rávena.

El pueblo romano temía y despreciaba a los bárbaros, así como odiaba pagar abusivos impuestos para atender los tributos que exigían los extorsionadores bárbaros a cambio de protección. Solo Estilicón defendía esta estrategia defensiva de un imperio militarmente débil y con infinidad de enemigos.

Sus enemigos conspiraron hasta convencer a Honorio de que Estilicón aspiraba al cesarato y Honorio ordenó su ejecución. Con Estilicón muerto, se extendió una ola de asesinatos y masacres de bárbaros instalados en Italia, que desencadenó lo que tanto trató de evitar Estilicón: la invasión bárbara sin  un ejército, ni una alianza, ni un general que oponer. 
Alarico acampaba en las afueras de Roma en el año 408d.C...

Las visitas a la ciudad eterna

La pésima capacidad de asedio de ejército godo no iba a ser un problema, Alarico sitió la ciudad sin prisas, bien sabía que nadie acudiría en auxilio de Roma.

El senado bramó, suplicó y, finalmente, pagó tributo, según se fueron acabando los víveres, llegaba la peste y comenzaron los actos de canibalismo en la ciudad.

Hablamos de 5.000 libras de oro, 30.000 de plata y 4.000 túnicas de seda y otras telas preciosas, además de una enorme cantidad de valiosísima pimienta. Los romanos conservaron sus vidas, no así su orgullo y dignidad, y Alarico no expuso a sus soldados a la peste que asolaba la ciudad. Alarico se marchó.

Alarico exigió a Honorio un territorio entre los Alpes y el Danubio, pero no le fue concedido, por lo que los godos volvieron a Roma y ahora Alarico extorsionó al senado romano para que depusiese a Honorio y nombrase César a un títere, un tal Prisco Atalo, al que nadie reconoció.





Alarico depuso a su marioneta y decidió renegociar con la ilustre prisionera que había obtenido en su segunda visita a Roma: Gala Placidia, la hermana del emperador. Avanzó hacia Rávena.

Honorio se alió con un caudillo godo llamado Saro, perteneciente a una familia tradicionalmente enfrentada al clan de los Baltos de Alarico. Saro puso en fuga al ejército de Alarico en las cercanías de Rávena gracias al factor sorpresa - Alarico desconocía esta alianza y se encaminaba hacia Rávena en formación de comitiva negociadora y no en orden de batalla o asedio -.

Alarico regresó a Roma ( tercera visita ) a desahogar su frustración y, ahora sí, entró en la ciudad y la saqueó ( agosto del año 410d.C. ). La noticia conmocionó a todos los ciudadanos del imperio pero no supuso ningún jaque mate pues Roma ya no era el centro político o económico o militar de nada, ni del imperio, ni de Italia siquiera.



Alarico no estaba consiguiendo sus objetivos.

 La maldición

El trigo de Italia provenía del norte de África, así que, tras una semana de pillaje en Roma, Alarico abandonó la ciudad y se encaminó hacia el sur, con la intención de invadir África para avastecerse y controlar el granero de Honorio - y seguir presionándole para obtener del imperio un territorio donde reinar -.

Los godos eran unos pésimos marineros y la flota que reunieron naufragó en una tormenta; durante los preparativos de una segunda flota, Alarico enfermó y murió repentinamente. Su muerte se interpretó como un castigo divino por su impío asalto a Roma, ciudad que le maldijo al despedirle.

Los godos abandonaron Italia por tierra, cruzando los Alpes e instalándose en la Galia. Alarico había transformado a los visigodos en un pueblo unido y poderoso con voluntad de plasmar su identidad nacional en un reino.

Las visitas de Alarico a la ciudad eterna muestran como el imperio romano no cayó abruptamente como consecuencia de una debacle militar ante los bárbaros sino que fue degenerando de un poder hegemónico a uno preeminente y luego destacado, de ahí, a un poder intermedio y más tarde a ser un poder menor, para acabar por no tener poder alguno, en un proceso prolongado marcado por el colapso económico y los malos gobiernos. En este proceso el saqueo de Roma solo fue un jalón destacado. 
Antes de abandonar Italia, los godos desviaron el curso del río Busento y enterraron a Alarico, y su tesoro personal, en el lecho seco, cuando el río volvió a su cauce, selló la tumba de Alarico ( que aún buscan cazatesoros y arqueólogos ). 







Aquellos descendientes de escandinavos, semirromanizados, buscaban un reino en el imperio romano occidental. A la Galia, a Hispania...
Pero esa es otra historia.

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