La Reconquista, será.
Las Navas de Tolosa
El que España sea, conceptualmente, una nación occidental - heredera de la tradición grecorromana, judeocristiana, humanista, ilustrada, industrial y demócrata - y no una nación islámica y teocrática, no es una feliz coincidencia del azar histórico, sino el resultado del esfuerzo titánico de unos reyes cristianos descendientes y herederos del reino visigodo establecido en la península ibérica, en la que fue la provincia romana de Hispania.
La Reconquista tenía una motivación nítida: recuperar el territorio del antiguo reino visigodo, la península ibérica. La tarea era formidable y las dificultades incontables, las mayores, sin duda, la superioridad inicial del enemigo y la desunión de los reyes cristianos en el transcurso de la misma. Con todo, La Reconquista se culminó ( y costó lo suyo 718-1492 ), surgiendo de ella España, nación occidental y potencia mundial, capaz de forjar un imperio y expansionar la civilización occidental por América, siendo locomotora del tren de Occidente. Desde entonces hemos estado en todos los vagones, pero nunca nos hemos bajado.
Los almohades eran unos integristas-yihadistas del noroeste africano que dominaron el magreb almorávide y se toparon, al este, con los musulmanes egipcios ( eficazmente renuentes a ser conquistados ). En el año 1145, saltaron hasta la península ibérica y fueron dominando las taifas peninsulares, topando con los reyes cristianos hispanos.
En Alarcos (1195), obtuvieron una contundente victoria sobre Alfonso VIII de Castilla y la posibilidad de avanzar hasta el cantábrico, los pirineos y lo que se terciase, era una amenaza muy real. Al-Andalus podía ocupar la península ibérica completa, definitiva y permanentemente, acabando con La Reconquista.
Alfonso VIII de Castilla , con la mediación del Arzobispo de Toledo, consiguió del Papa Inocencio III la condición de Cruzada para su lucha, así como formó una alianza de reyes cristianos hispanos, para confrontar el poderío almohade del Califa Al-Nasir ( Muhammad an-Nasir ) " Miramamolin". Porque no era cuestión de dejar enredando a los reyes cristianos en la retaguardia mientras de jugaba el reino con el moro.
Se iba a liar bien gorda, porque estaba en juego el futuro peninsular en unas jornadas trancendentales para la historia de La Reconquista, tanto, que aún hoy, algunos españoles, recordamos la batalla en los llanos de la Losa como ejemplo de esos esfuerzos y sacrificios de unos pocos valientes, a los que las generaciones posteriores les deben su presente y bienestar.
Lo que se fue organizando
Al-Nasir tenía un ejército más numeroso que el cristiano, con yihadistas de todo el islam, conformado por los almohades ( fanáticos y triunfantes desde que pasaron a la península ), infantería ligera bereber y árabe, caballería arquera turca, voluntarios yihadistas de las taifas ibéricas y de todo el islam, además de su guardia negra ( soldados esclavos fanáticos senegaleses que se anclaban a sus puestos de combate semienterrándose o encadenándose a estacas para luchar o morir ).
Frente a la Guerra Santa de los almohades, Alfonso opuso una Cruzada, sumando, a las huestes castellanas, caballeros de las Órdenes Militares-religiosas de Santiago, Calatrava, El temple y San Juan ( Malta ), así como a caballeros penínsulares de León y Portugal y caballeros de toda Europa, sobre todo franceses, conocidos como tramontanos; también recibió apoyo de las milicias de 20 concejos castellanos. Se alió con Pedro II de Aragón y con Sancho VII El Fuerte de Navarra.
La mayoría de los caballeros tramontanos abandonaron la expedición antes de llegar a las Navas de Tolosa por desavenencias con Alfonso VIII, quien avanzaba prudente y cauteloso, no tan raudo y directo como los tramontanos querrían, y les prohibió el pillaje y saqueo ( eso fue demasiado para los cruzados traspirenaicos, más cazafortunas que guerreros de Dios ).
El Califa llegó antes a los llanos de la Losa, deplegando su ejército y apostando tropas en los pasos de acceso a la meseta, encajonando a los cristianos entre montañas, sin más opción que atacar en terreno desfavorable o retirarse por falta de suministros. Un pastor local proporcionó al ejército cristiano un paso no vigilado hacia las navas y los cruzados pudieron desplegarse por los llanos para entablar combate en campo abierto.
Al-Nasir situó en primera línea a su infantería ligera árabe-bereber ( siempre eficaz ante la caballería ) y en una segunda línea, más fuerte, a sus almohades junto a los voluntarios yihadistas, con los flancos ocupados por la caballería arquera turca. Tras ellos, en una colina, su campamento fortificado con cadenas, donde su guardia negra le custodiaba. Desde el otero, cimitarra en una mano y corán ( con una fenomenal esmeralda ornemental incrustada en su portada ) en la otra, arengará a sus hombres.
Alfonso dirigirá a los cristianos, la primera línea la formaban caballeros castellanos y la segunda castellanos con las Órdenes Militares y caballeros cruzados no desertados. El flanco izquierdo lo ocupaba Pedro II de Aragón y el derecho, Sancho VII de Navarra junto a las milicias castellanas. 16 de julio del año 1212.
La primera línea, de caballería castellana, se lanzó a la carga contra la infantería ligera de Al-Nasir. Los árabes-bereberes se defendieron bien, conteniendo la embestida inicial para después ceder terreno, en una retirada ordenada, al tiempo que la segunda línea de Al-Nasir ( almohades y voluntarios ) atacaba con dureza a los castellanos. La caballería arquera turca envolvía los flancos castellanos mientras la infantería ligera se reorganizaba y contraatacaba en apoyo de su segunda línea.
Toda esta maniobra ya la realizó Al-Nasir en Alarcos, consiguiendo una victoria aplastante sobre Alfonso VIII de Castilla, que aún le escocía al rey cristiano. Alfonso tenía prevista esa jugada.
Los caballeros castellanos de la primera línea estaban, sencillamente, perdidos. Entonces Alfonso ordenó el ataque de su segunda línea para socorrerlos. Castellanos, Órdenes militares y caballeros tramontanos, leoneses y portugueses atacaron con violencia por el centro, pero apenas avanzaron, la primera y segunda líneas musulmanas, ahora compactadas en un solo frente estaban arrollando a los cristianos, con los arqueros turcos castigando sus flancos.
El plan de Alfonso no estaba funcionando, el ataque de su segunda línea no había sido eficaz y comenzaban a retirarse algunas de sus tropas, ante la superioridad enemiga.
En este punto de la batalla, cuando la derrota se veía venir y una retirada ordenada parecía una buena opción, Alfonso apostó por una última, y desesperada, carga y ordenó el ataque de los reyes de Aragón y de Navarra. Ambos, se lanzaron por los flancos, como auténticos posesos, al grito de ¡ Santiago y cierra España ! que impresionó tanto a los musulmanes como a los cristianos. Los Cruzados en retirada se reorganizaron y contratacaron, apoyando el ataque de navarros y aragoneses, por el centro. Pedro II de Aragón trabó a los arqueros turcos del flanco izquierdo y presionó hacia el centro con un avance lento pero continuo.
La carga de Sancho VII El Fuerte de Navarra junto a las milicias castellanas fue antológica, arrollaron el flanco derecho, atravesando las líneas musulmanas y alcanzando el campamento de Al-Nasir, destrozaron las cadenas y a la guardia negra del califa y aún volvieron para finiquitar la derrota almohade. Sencillamente espectacular y heroico. De hecho, Sancho incorporó al escudo de Navarra las cadenas del campamento de Al-Nasir y la esmeralda del corán que este abandonó en su huida.
¡ Santiago y cierra España ! quedó como grito de guerra y autoafirmación en todas las cargas de tropas españolas durante el resto de La Reconquista y durante el Imperio. Se conjuró el peligro almohade...La Reconquista, será.
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